"Invenciones y escándalos cívicos en el cervantismo oficial," Desviaciones lúdicas en la crítica cervantina, Actas del Primer Congreso Internacional de Locos Amenos, Palma de Mallorca, Ediciones Universidad Salamanca - Universitat de les Illes Balears, 2000. 93-105.
El cervantismo al que llamo "oficial" es el
de una entidad oficial: un ayuntamiento, una diputación, una junta
o un ministerio. Este cervantismo oficial raramente es el del ángel.
Una entidad oficial no tiene para qué apoyar la investigación,
que busca los nuevos datos, nuevas interpretaciones, nuevos textos y nuevas
y más depuradas ediciones de los textos conocidos. La investigación
histórica y cultural es forzosamente hostil a las estructuras existentes.
Ya que no fortalece a una entidad gubernamental, el apoyo económico
para la investigación es siempre reducido.
Voy a hablar, en cambio, del cervantismo que
más veces es financiado por intereses públicos: el público,
el de monumentos, estatuas y edificios, de placas, de objetos físicos
y palpables.
¿Por qué leemos a Cervantes? Porque
nos sirve de algo, nos da placer, nos recrea, o nos hace meditar sobre las
muchas paradojas de la vida humana. O en el peor de los casos, nos da trabajo
universitario.
Cuando un organismo oficial una
alcaldía, por ejemplo honra a Cervantes, o lo que es más
frecuente, honra a sus personajes, es también porque le sirve de algo.
Si hay estatuas de Don Quijote y Sancho en Madrid, ciudad que no visitaron,
es porque a alguno o a algunos les gusta, les hace sentir bien o les sirve
políticamente. En este caso, el de las estatuas de la madrileña
Plaza de España, sirvieron para defender la honra nacional frente
al nuevo interés en Cervantes en el extranjero en el siglo XIX Así
se demostró que también se le apreciaba en su propio país.
Erigir un monumento es más fácil y más rápido,
y menos costoso y sobre todo menos controvertido, que honrarle intelectualmente
o discutir sus ideas. Incluso honrar a los personajes es una manera de rechazar
las ideas del autor.
El cervantismo público sirve, entre
otras cosas, para esconder verdades. Es un tipo de control social, una manera
de prevenir que Cervantes tenga efectos que no sirvan al poder político
vigente.
Me explico. Sus contemporáneos se
equivocaron en la evaluación de Cervantes. Después de su muerte,
cayó rápidamente en un semiolvido. Resultados de esta falta
de estima son varios tristes hechos. No se conoce la tumba de Cervantes.
Sus manuscritos, tanto de las obras publicadas o representadas como de las
inacabadas, se perdieron en su casi totalidad. No se conserva ninguna imagen
gráfica de nuestro autor.
Detengámonos un poco en este último
hecho, que ilustra bien las corrientes culturopolíticas a las cuales
me refiero. No existe ninguna representación gráfica
auténtica de Cervantes. Ni hay una posiblemente auténtica.
Todos los "retratos" de Cervantes son imaginarios o falsos.
Punto. (1)
Sí le retrató su amigo
Jáuregui. Pero Francisco de Robles, el editor de las Novelas
ejemplares, no estimó que el conservarnos el retrato de Cervantes
valiera el gasto de un grabado. Ni lo pensó ningún otro editor
de sus obras. Para el colmo, este retrato de Jáuregui se ha perdido.
Resultado: tenemos representaciones gráficas
de Lope, de Quevedo, de Góngora, Ercilla, Garcilaso y todos los sevillanos
retratados por Francisco Pacheco. Los portugueses disponen de retratos de
Camões. Cervantes no despertaba el entusiasmo en vida para que su
único retrato de que hay noticia se conservara, y menos que se esculpiera
e imprimiera.
Este conjunto de datos parece confirmar que
Cervantes fue menos estimado en su tiempo que Lope, Quevedo y otros autores,
y que le estimaron menos los españoles que los portugueses estimaron
a Camões. Para tapar una triste realidad, inaceptable a cierto concepto
de la nación, se usan retratos falsos como si fueran, o a veces "pudieran
ser" genuinos. El falso retrato atribuido a Jáuregui, por ejemplo,
se encuentra en la red en el sitio de Micronet, que editó las Obras
completas de Cervantes en CD, (2) en la
página "Retratos de Cervantes" (¡!) del Centro de Estudios
Cervantinos (3) y también en el Proyecto
Cervantes 2001. (4)
En fin, hubo equivocaciones y fallos de criterio
en el Siglo de Oro. La implicación es que si pudieron fallar ellos,
también ¡imaginaos! podemos fallar nosotros. Es posible
que hoy viva un autor que de aquí a cuatrocientos años será
celebrado y estudiado como ahora estudiamos a Cervantes. Nosotros, ciegos
al "verdadero valor" de sus obras literarias, elogiamos en su lugar a los
Argensolas de nuestros días. Corremos el riesgo de ser denostados
en el futuro, expuestas nuestras cegueras, nuestras insuficiencias
críticas, nuestros prejuicios, igual que nosotros nos burlamos de
y nos sentimos superiores a aquellos criticastros del Siglo de Oro. Es decir,
aunque han pasado cuatrocientos años, y sabemos más, somos
moralmente sus iguales. El negar los errores del pasado sirve para confirmar
la infalibilidad de la estructuras culturopolíticas actuales.
Ya sé que estáis impacientes,
deseando que comente más estupideces. No me tiréis cosas
arrojadizas. Manos a la obra.
No voy a entrar en ediciones mal pensadas,
mal ejecutadas, duplicadas o por otros motivos innecesarias y desperdiciadoras,
aunque bien pudiera. Tampoco en documentos y textos que no son de Cervantes
a pesar de sus descubridores y los lugares donde se descubrieron. Hago caso
omiso de biografías noveladas y estudios esotéricos,
cabalísticos o fantásticos, como el del autor que se presentó
en el congreso de Castro del Río con libro impreso a sus expensas,
en el cual había identificado la casa del Caballero del Verde Gabán,
que disponía nada menos que de una sinagoga en el
sótano. (5) Me limito a las estupideces
públicas, a los monumentos, a las expresiones del sentimiento, real
o fingido, de alguna entidad gubernamental.
La primera, ya aludida, es la bobada de honrar
a personajes imaginarios, como si éstos importaran más que
el autor, o la autora, que los imaginó y creó. Ni en Inglaterra
ni en Dinamarca se erigen monumentos a Hamlet, ni al mítico rey
Artús, otra mixtificación, elogiado, tratado y estudiado como
si fuera histórico.
En Italia no hay monumentos a la Beatriz de
Dante ni a la Laura de Petrarca. En Estados Unidos, aunque tenemos sobradas
cretinadas, como los festivales de la alcachofa, del ajo y del mulo, no hay
monumentos a Tom Sawyer y Huckleberry Finn, personajes de nuestra novela
más famosa, Huckleberry Finn. Pero en Mairena de Alcor (Sevilla)
hay estatuas de Cipión y Berganza, porque pasó por allí
uno solo de ellos.
Es España el único país
donde los personajes literarios en el caso más importante dos
varones enamorados interesan más y merecen más respeto
que el autor mismo, al menos de parte de las autoridades. Os acordaréis
del pobre Miguel de Unamuno, tan despistado que despreciaba a Cervantes por
mal quijotista.
Hay también la tontería en
la cual, por mis muchos y repetidos pecados, el que habla se ha encontrado
metido de señalizar la ruta de Don Quijote y después
las de Don Quijote y Sancho. Esto, claro, no por motivos intelectuales ni
académicos no son sinónimos sino con propósito
comercial: el fomento del turismo manchego. El señalizar la ruta de
Don Quijote es un proyecto harto difícil cuando no sabemos cuál
era su "lugar" o aldea, que Cervantes no quiso que identificásemos.
También nos faltan otros datos, como por ejemplo cómo llegó
de La Mancha castellana a la aragonesa, en tan poco tiempo que parece un
Amadís llevado de Urganda. Además hay detallitos como ventas
en ruinas, en medio de la nada, fotografiadas por Astrana Marín y
otros. El señalizarlas no crearía ingresos, sino problemas
de infraestructura.
Eregir monumentos a Don Quijote, a Sancho o
peor todavía a Dulcinea, si a alguien se le ocurre, y hacer caso omiso
de su creador, es una forma de desprestigiar a Cervantes, y de continuar
la marginalización de que fue víctima en vida.
Los caminos recorridos por Miguel de Cervantes,
en cambio, están claramente documentados en su mayor parte. En un
recorrido granadino, por ejemplo, visitó Baza, Guadix, Motril,
Almuñécar, Salobreña, Vélez Málaga y otras
pequeñas ciudades de la comarca. Pero nadie ha intentado recorrer
estos caminos, mucho menos señalizarlos, sino Astrana Marín
y vuestro servidor presente. A final de cuentas, se ocupaba en el recobro
de impuestos atrasados, y en la compra forzada de productos agrícolas,
a precio bajo y a pago atrasado. Difícilmente una ciudad recuerda
con alegría a quien vino para sacarle dinero. Señala,
también, que el apoyo popular para los programas de Felipe II, a cuyas
actividades militares estaban destinados estos fondos y productos, era bastante
menos que total.
Discutamos, entonces, mal pensados intentos
de conmemorar, recordar, o simplemente honrar al mismo Cervantes. No hay
mejor punto de partida que Alcalá de Henares.
Alcalá de Henares se autoetiqueta
la "Cuna de Cervantes". ¿Nos interesan las cunas? Cervantes abandonó
Alcalá muy niño, y apenas lo menciona, como si no le gustara.
Como es lógico, no hay mucho interés
en Cervantes en Alcalá. ¿Para qué? No comparte nada con
los alcalaínos de hoy que no comparta también con residentes
de la comarca. Sirve Cervantes simplemente como foco de orgullo local. Si
hubiera nacido en Vallecas, los alcalaínos tendrían el mismo
interés en él que tenían en vida, es decir, ninguno.
Pero porque nació allí, es un héroe local. Y se aprovechan
de su nombre para muchas cosas.
¿Cómo se recuerda a Cervantes en
Alcalá de Henares? ¿Qué hay allí de cervantino?
Hay un sitio, abandonado, donde sabemos que Cervantes estuvo de adulto,
probablemente varias veces. Se trata del edificio donde estuvo la imprenta
de Juan Gracián, en cuyo taller se compuso y se tiró La
Galatea. Hay (en la misma calle de Los Libreros) la sede del Instituto
Cervantes, que se aprovecha del nombre de Cervantes para despertar interés
en la lengua española. (6) También
el Centro de Estudios Cervantinos, donde no hay ni centro ni
estudios. (7) Por último, la
Asociación de Cervantistas, que al menos corresponde a su nombre en
ser una asociación y de cervantistas. Pero no tiene ningún
vínculo con Alcalá e igualmente pudiera estar domiciliada en
Mairena de Alcor, o en cualquier otra parte.
Qué vulgaridad, La Galatea. En
todo caso, la imprenta de Gracián, el único local donde Cervantes
estuvo de maduro, está abandonada, sin placa ni conmemoración.
En cambio, lo que se celebra en Alcalá es la supuesta Casa Natal de
Cervantes. (8) Que no la sea es un hecho que
se conoce en Alcalá, pero que no se debe mentar. Es su museo cervantino,
instalado en el local donde estuvo la casa del padre de Miguel entre 1547
y 1551, desaparecida hace siglos. La casa actual es muy posterior al siglo
XVI. Pero "tiene que ser" cervantina, primero porque el museo está
allí, y segundo porque no tiene Alcalá otro sitio para llevar
a los niños y turistas que acuden allí en busca de recuerdos
cervantinos.
Y en fin, ¿de qué pueden ufanarse
los alcalaínos? ¿La Universidad Complutense? Se llevó
a Madrid en el siglo XIX. Quedan los edificios, eso sí. ¿Cisneros?
Un exagerado. (9) Un corral del Siglo de Oro,
hecho cine, ahora restaurado. Así que echan mano de Cervantes. Que
se contenten, que aprendan quiénes son. No nos cansen.
Castro del Río (Córdoba)
se ufana de ser nada menos que el lugar del primer encarcelamiento de Cervantes.
(Peor todavía, pero esto no lo mencionan, es que allí fue
brevemente excomulgado.) Se supone que Castro sería uno de los lugares
de peor recuerdo de Cervantes, el fin de un viaje suyo, donde dio la vuelta
para volver a Sevilla.
Los castreños no se arrepienten de haberle
encarcelado, sino que lo celebran. Me recuerda el caso comentado por Don
Quijote en el capítulo II, 8, de una mujer contentísima de
salvarse del olvido por figurar en una sátira, aunque hecha cual no
digan dueñas, en las castas palabras de Cervantes.
En Castro hay, desde luego, la placa conmemorativa,
aunque en lugar escogido arbitrariamente, pues no se sabe dónde estuvo
la cárcel del siglo XVI. Y basado en su encarcelamiento, se saca la
gloria castreña de haber sido en esta cárcel donde Cervantes
comenzó la redacción del Quijote (tesis rechazada por
todos los cervantistas actuales). (10)
No sabemos si Cervantes estuvo alguna vez en
Argamasilla de Alba (Ciudad Real). No nos consta. Lo que sí
consta es que Cervantes se burla de esta pequeña ciudad, sin duda
por su nombre, al final de la primera parte de Don Quijote,
haciéndola sede de una erudición falsa, que echaba mano de
conjeturas. Allí, donde no ha habido nunca academia ni cosa que le
pareciese, Cervantes coloca la ridícula academia argamasillesca, compuesta
del rey del Congo, del Cachidiablo, del Tiquitoc, del académico
Paniaguado, del Caprichoso y del Burlador. Y fue muy de apreciar cómo
seis ilustres ciudadanos de la Argamasilla actual se honraron con estos
sobrenombres para formar la discretísima Academia de la Argamasilla
y condenarme a prisión en la Cueva de Medrano, hasta acabar la
edición crítica del Quijote, tema de mi tesis defendida
delante de ellos. (11)
Y además de la supuesta casa de Sansón
Carrasco, que se viene abajo, en Argamasilla se visita dicha cueva, donde
Cervantes no estuvo encarcelado, ni tampoco escribió nada del
Quijote. (12) Pero la placa está
allí, la Asociación de Cervantistas celebramos en 1995 un congreso
en Argamasilla y Hartzenbusch imprimió en la cueva su por otros motivos
disparatada edición. Basada en esta serie de locuras, hace tres años
no se imprimió, pero se picó en dicha cuevecita (según
atestigua certificado notarial adjunto) la edición de José
María Casasayas de los sonetos argamasillescos que cierran la primera
parte de Don Quijote. (13)
No es cuestión solamente de ciudades
pequeñas que buscan un motivo para enorgullecerse, o algo para celebrar.
Hay el caso de Sevilla, que los sevillanos llaman "la ciudad cervantina
por excelencia".
En el sucursal de la Caja San Fernando que
ocupa el local (Sierpes, 85) donde estuvo la Cárcel Real, hay una
placa conmemorativa. (14) Allí en
efecto se comenzó, o en las palabras del mismo Cervantes, "se
engendró" Don Quijote. ¿Por eso son mejores los sevillanos
actuales que si lo hubiera engendrado en otro sitio? ¿Les vamos a agradecer
el haber sido sitio de su encarcelamiento de meses? ¡Bien hecho,
sevillanos!
Valladolid. En Valladolid se encuentra
la única casa auténtica de Cervantes. Se identificó
por el expediente del caso Ezpeleta, noble muerto en la calle delante de
dicha casa. Hoy es un museo.
Lo que no se reconoce es que la casa no era
toda de Cervantes. Fue uno de cinco inquilinos, y él, sus hermanas
y una criada vivieron en un solo cuarto. Es decir, mientras tuvo la importancia
y los recursos para vivir en la ciudad más cara de España en
aquel momento, y en una casa flamante, no los tuvo para ocupar sino una
pequeña parte de esta casa. Aunque esto se entiende de la guía
de la casa, está amueblada como si fuera toda de Cervantes (una antesala,
una alcoba, sala de estar, comedor, cocina, estudio y
biblioteca). (15)
No olvidemos que toda esta documentación,
ahora el manuscrito 1 de la Real Academia de la Lengua, fue difícil
de publicar, y sin interés para la mayoría de los cervantistas,
en el siglo pasado. El acceso a estos datos sobre la vida en dicha casa en
1605, era menos importante que impedir el conocimiento de las relaciones
entre su hija Isabel y Diego de Urbina.
El Toboso, donde se celebró otro
coloquio cervantino en 1998, dispone de la Casa de Dulcinea, nada menos.
La casa de Aldonza Lorenzo, quien sería más cercana a la realidad
que la doblemente ficticia Dulcinea, está sin buscarse. La casa de
Dulcinea no es palacio como lo entendía Don Quijote, sino un típico
caserón, sitio para visitas de turistas y párvulos. Se explica
por "mitos" sobre los amores del mismo Cervantes.
(16)
He dejado para último el caso más
serio, el escándalo más gordo. Se trata de Esquivias,
en la provincia de Toledo. Alguno habrá notado que de todos estos
congresos y coloquios ambulantes de la Asociación de Cervantes, no
se ha organizado ninguno en Esquivias. Veamos por qué.
Esquivias es una de las ciudades más
cervantinas de toda España, si no la más
cervantina. (17) Allí vivieron sus
suegros y su esposa. Allí pasó unos períodos extensos,
y aunque él y su mujer no se llevaron bien, todavía acudía
repetidas veces a Esquivias, para escaparse de Madrid. En los archivos
parroquiales se han descubierto documentos fundamentales sobre el matrimonio
y sobre los familiares de Catalina.
En Esquivias hay para la estupefacción
de Miguel, si pudiera enterarse las calles de Cervantes, de Lepanto,
de Sancho Panza, Teresa Panza, Maese Nicolás, el Bachiller Sansón
Carrasco, incluso de Pedro Recio. Hay el Paseo de la Galatea y el Centro
Comercial La Galatea. Confrontando la onomástica actual con la del
mapa de Luis Astrana Marín de hace cincuenta años, publicada
en su biografía, (18) se ve que toda
esta nomenclatura es reciente.
En Esquivias se puede visitar la "Casa de
Cervantes". Pero no es auténtica. Es una casona rica, apta para museo,
que tiene dos detalles significativos: un corral, y en el corral una puerta
falsa. (19) Y entonces un argumento a favor
de ser la casa de Cervantes es que Don Quijote salió
por una puerta falsa. Como si a un autor es necesario ver una puerta falsa
cada día para tener la inspiración de incorporarla en su obra.
Con argumentos como éste, podemos concluir que Julio Verne tiene que
haber ido a la luna para que le ocurriera la idea de escribir su Viaje
a la luna.
Repito: es la casa de Cervantes porque
Don Quijote salió por una puerta falsa como la que la casa
posee. La casa también contiene una sala designada como el "Mirador
de Alonso" (Alonso Quijada, entiéndase).
(20) Al mismo tiempo, es "de Cervantes" y también "del modelo
de Don Quijote, Alonso Quijada".
La identificación de esta casa como
"de Cervantes", y su confusa doble identidad como no sólo cervantina
sino también quijotesca o quijadesca, remontan al siglo XVIII (Astrana,
III, 511). Publicada la identificación de la genuina en 1951, ¿a
quién perjudica el que se haya convertido en museo, hasta con un falso
"Despacho de Cervantes"? (21) Aparte de pintar
a Cervantes y su mujer Catalina como el matrimonio más acomodado de
Esquivias, a ninguno (22). Pero ¿qué
de la auténtica casa en la cual vivieron, que fue el único
hogar fijo que Cervantes tuvo durante 30 años?
La auténtica casa que heredó
Catalina de Palacios, en la cual vivió con su marido Miguel, fue
identificada por Astrana Marín hace cincuenta años (III, 509-543).
Publicó fotos de ella (III, 439 y 512). Y así, en 1994 fui
a Esquivias para verla.
Está en una plazuela donde se han colocado
una placa y un busto en honor de Astrana Marín. Pero confrontando
la casa actual con las fotos reproducidas por Astrana en 1951, se ve que
la casa ha sido reformada en el último medio siglo. Examinándola
sólo desde fuera, se nota que alguien ha cegado una ventana, y ha
cortado otra. Y esta falta de respeto me parece
escandalosa. (23)
Tuve el delirio de presentarme aquel día
en el Ayuntamiento de Esquivias y hablar con Cristina Sánchez, Concejala
de Cultura. Le mostré las fotos y mapas de la biografía de
Astrana Marín. Su respuesta: "¡Un error! Un error de
transcripción." (24) Ya que la oficial
"Casa de Cervantes" tuvo la subvención de la Junta de no sé
dónde, la casa auténtica, que se venga abajo o que se haga
el centro comercial o los apartamentos Miguel de Cervantes de ella. Una carta
mía posterior a Sabino de Diego Romero, de la Asociación Cervantina
de Esquivias, no mereció una respuesta.
Todo esto nos puede enseñar muchas cosas.
Es un ejemplo de la rivalidad entre pueblos, típica de partes de la
península Ibérica. Es también otra lección de
los efectos del deseo de la fama, potentísimo como Cervantes mismo
entendió. Para sentirse bien de sí mismo, se inventan ficciones,
o se adapta al autor o al héroe a las necesidades del momento. Se
mantiene activamente la memoria de lo que gusta, y se olvida lo
inconveniente.
También, nos enseña una lección
de modestia. A Cervantes le juzgaron mal sus contemporáneos, y no
estuvieron a la altura para reconocer que era mejor que todos ellos. Muchos
edificios cervantinos se han perdido, sus manuscritos también. No
vivió en la miseria, pero nunca compró una casa, ni tenía
una residencia estable. También, estos contemporáneos no
reconocieron el avance literario que constituía la novela, ni que
España estuvo en la vanguardia de este nuevo género, que
llegaría a triunfar sobre todos los otros.
Lo mismo puede ser el caso hoy en día.
Puede ser que viva hoy, dando clases a 1000 ptas la hora, en vez de conferencias
de 200.000, un genio o una genia que de aquí a los 400 años
será héroe nacional, tema de monografías, congresos
y revistas, ya muerto y sin capacidad de controlar cómo se le presenta
ni de contestar a nadie. Dudo mucho que sea uno de los autores celebrados
en la actualidad. Podría ser, por ejemplo, autor de cómics
o cineasta porno, que nosotros despreciamos igual que en la época
de Cervantes se despreciaba a los libros de caballerías.
Es incómodo, incluso para mí,
el concepto de futura gloria para el autor de cómics o creador de
porno. Pero el futuro traerá cambios, y los cambios siempre son
incómodos. Naturalmente, quiérase o no, glorificamos lo que
nos es cómodo.
¿Cómo debe una entidad honrarle
a Cervantes? Si quiere honrar a Cervantes, y no a sí misma, se puede
bien comenzar por promover la lectura. Es lo que Cervantes más
quería, porque un país fuerte y digno, sin la lectura de buenos
libros, es imposible. Si no existen los libros adecuados, hacer que se escriban.
Lecturas históricas, para que se entienda qué era y qué
es España y los reinos de que fue hecha. No tienen que ser libros
de formato tradicional, pero sí bien pensados, investigados y
escritos.
Después, no hay tarea cultural de mayor
importancia, ni que merecería una sonrisa más ancha de Cervantes,
que la protección de los bienes culturales contra el olvido. Los
manuscritos literarios e históricos se deterioran por la tinta corrosiva.
Algunos que eran legibles hace cincuenta años ahora no lo son, y otros
que lo son hoy no lo serán dentro de poco. El deterioro del papel
ácido usado entre aproximadamente 1850 y 1950, con la pérdida
de numerosísimos libros y periódicos, es una crisis cultural
de la más grande importancia. No vamos a copiar estos textos en
mármol y bronce, como Don Quijote quería para el recuerdo de
sus famosos hechos, pero existen otras técnicas capaces de protegerlos
contra estos riesgos. (25)
Y por último, editar los textos más
importantes. La edición de un texto importante puede tener consecuencias
importantes. La edición en 1953 de la Filosofía antigua
poética de Alonso López Pinciano, que hizo posible la
Teoría de la novela en Cervantes de Edward Riley en 1962, produjo
todo un renacimiento en los estudios de la novelística cervantina.
De manera igual, la publicación de los Documentos cervantinos hasta
ahora inéditos de Cristóbal Pérez Pastor en 1897
y 1902 hizo posible la biografía moderna de Cervantes.
En fin, las conmemoraciones cervantinas de
1905 y 1947 desaparecieron como las flores del campo. Se conservan estatuas,
pero ¿a quiénes les importan las estatuas de Don Quijote y Sancho,
en Madrid, El Toboso o quién sabe qué parte? Lo que queda,
lo importante, lo influyente, son los proyectos editoriales. El mismo Cervantes,
otra vez, nos lo dice. Don Quijote habla de una persona, pero se aplica
igualmente a una entidad política: "Una de las cosas que más
debe de dar contento a un hombre virtuoso y eminente es verse, viviendo,
andar con buen nombre por las lenguas de las gentes, impreso y en estampa.
Dije con buen nombre, porque, siendo al contrario, ninguna muerte se le
igualará".
1 Sobre ello,
creo que todo está dicho en el libro de Enrique Lafuente Ferrari,
La novela ejemplar de los retratos de Cervantes, Madrid, Dossat,
1948.
2
http://www.micronet.es/multimedia/cervant.htm
3
http://cervantes.alcala.es/retratos.htm
4
http://www.csdl.tamu.edu/cervantes/spanish/titlepage.html
5 L. G.
Hortigón, El Caballero del Verde Gabán, s.l., s.e.
[¿Córdoba?, el autor], 1992.
6
http://www.cervantes.es
7
http://cervantes.alcala.es
8 Véase
http://www.euro-red.com/alcala/alcala2.htm
9 Véase
mi artículo "Cisneros y la quema de los manuscritos granadinos",
Journal of Hispanic Philology, 16, 1992, 107-24.
10 Ni lo defiende
ya el propio Geoffrey Stagg, autor de "Castro del Río: ¿cuna
del Quijote?", Clavileño, 36, 1955, 1-11. A pesar de
ello, es de notar con cuánta ligereza Miguel Muñoz Vázquez,
"Escritos documentados [sic] e inéditos sobre el origen y naturaleza
de Miguel de Cervantes Saavedra en Córdoba en el barrio de las Azonaicas",
Boletín de la Real Academia de Córdoba, 131, julio-diciembre
1996 [1997], 131-152, vuelve a colocar el origen de Don Quijote en
Castro del Río, donde "por su mala administración y su
afición al juego de naipes [¡!] se vio en prisión en la
Cárcel de Castro del Río".
11 "Que nos
falta una edición crítica del Quijote", VI Juicio
Crítico Literario [de] Los Académicos de la
Argamasilla (s.l., pero Ciudad Real, Universidad de Castilla-La Mancha,
1996), 37-61. Una versión más completa, acompañada de
la documentación correspondiente, se ha publicado en Palabra
crítica (Estudios en homenaje a José Amezcua), ed.
Serafín González García y Lillian von der Walde Moreno
(México: Fondo de Cultura Económica y Universidad Autónoma
Metropolitana-Iztapalapa, 1998, pero sin distribuir al momento de escribir
estas líneas.
12 En la
página web de la vecina y más grande ciudad de Tomelloso,
encontramos que Cervantes escribió todo Don Quijote en Argamasilla:
http://www.arrakis.es/~tomellos/entorno.htm
13 Los
Académicos de la Argamasilla, lugar de la Mancha, en vida y muerte
del valeroso don Quijote de la Mancha Hoc scripserunt. Edición
de José María Casasayas. 2ª ed. corregida. Ciudad Real,
Gráficas Cervantes [i.e., Argamasilla de Alba, el Ayuntamiento], 1997.
ISBN: 84-920106-8-9.
14 Reza: "En
el recinto de esta casa antes Cárcel Real estuvo preso (1597 y 1602)
Miguel de Cervantes Saavedra y aquí se engendró para asombro
y delicia del mundo El Ingenioso Hidalgo D. Quijote de la Mancha. La Real
Academia Sevillana de Buenas Letras acordó perpetuar este glorioso
recuerdo. Año de 1905."
Los cervantistas posteriores a 1905 han rechazado
la supuesta prisión de 1602.
15 Fotos de
estos cuartos se encuentran en N. Sanz y Ruiz de la Peña, La casa
de Cervantes en Valladolid. Noticia histórica y guía
(Valladolid, Fundaciones Vega-Inclán, 1972). Según los datos
encontrados en http://www.fmcva.org/fmcmuseo.htm, la casa se encuentra amueblada
con "objetos artísticos y domésticos propios de una vivienda
hidalga del s. XVII". Se trata de otra falsificación. Cervantes, cuya
hermana trabajaba de costurera, y vivía en un cuarto, no tendría
una vivienda hidalga.
16 "Perteneció
a doña Ana Martínez Zarco de Morales, a la que Cervantes
inmortalizó con el nombre de Dulcinea (Dulce Ana)"
(http://usuarios.bitmailer.com/jemardi/monutobo.htm#4).
17 En cambio,
Alcalá de Henares, en la página web citada en la nota 8, se
proclama "el mayor centro cervantino del mundo".
18 Vida ejemplar
y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, Madrid, Reus, 1948-58, III,
entre 520 y 521.
19 "Esquivias.
Casa de Alonso Quijada de Salazar. Puerta falsa, por donde la fantasía
quiere hacer salir a Don Quijote sobre Rocinante" (Astrana, III, 540).
20
http://www.diputoledo.es/mirador.htm
21 Una serie
de fotos de la oficial pero falsa "Casa de Cervantes" se halla en
http://www.diputoledo.es/toledoaytos/ayuntamientos.htm?p=ESQUIVIAS
22 "Se trata
de una de las mejores [casas] del pueblo, y en tiempos pasados, seguramente
la mejor" (Astrana, III, 535).
23 Volviendo
a ver la casa de Cervantes la auténtica en 1998, resulta
que ha sido reformada de manera aun más atroz. La placa a Astrana
ha desaparecido. Ello será tema de otra conferencia.
24 Curiosamente,
se recurre a Astrana para otro propósito: "según el cervantista
Astrana Marín (que tiene un monumento conmemorativo en Esquivias)
fue éste 'el lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme'
a que se refiere Cervantes al hablar del pueblo de don Quijote"
(http://www.diputoledo.es/toledoaytos/ayuntamientos.htm?p=ESQUIVIAS). En
efecto, en la página 51 del tomo IV, leemos que "tenemos por seguro
que el Hidalgo Manchego salió de Esquivias (Mancha Alta de Toledo)
y fue fray Alonso Quijada" (hermano del abuelo paterno del Alonso Quijada
de Salazar, dueño de la casa aludida). Hay el gran inconveniente de
que, a pesar de las lucubraciones de Astrana, Esquivias no está en
La Mancha, ni La Mancha toledana, sino en La Sagra. (Para La Mancha toledana,
véase http://diputoledo.es/toledoaytos/comarcas.htm?c=La+Mancha+Toledana;
para la inclusión de Esquivias en La Sagra,
http://diputoledo.es/toledoaytos/comarcas.htm?c=La+Sagra;
sobre las varias aplicaciones geográficas del término "La Mancha"
véase Astrana, IV, 1952, 75, n. 3 .) Según el Prólogo
y los Capítulos I y VII de la Primera Parte, el pueblo de Don Quijote
estuvo en o cerca del Campo de Montiel, muy alejado de Esquivias; el personaje
de Cervantes era Alonso Quijano en los capítulos I, 5 y II,
74, y nunca es llamado Alonso Quijada. No hay nada que sugiera que el Alonso
Quijada descubierto por Astrana Marín tuviera interés alguno
en los libros de caballerías, ni que tuviera asomo de loco.
25 Para una
introducción, véase
http://www.getty.edu/0gci/conservation/8_2_sp/feature_sp/preserv.html